sábado, 23 de febrero de 2013

ESTRÉS POLICIAL Y SUICIDIO


Acabo de leer un artículo relativamente reciente que afirma que los suicidios de policías locales en Madrid ha aumentado desde 2011. Otra noticia - esta vez desde Colombia - señala que la policía allí registra, como promedio, un suicidio por semana. Hay muchas noticias parecidas a estas en los medios impresos. En algunos casos se ha intentado la prevención identificando los factores de riesgo y las señales tempranas de aviso de futuros problemas.
Sin tener que viajar demasiado lejos, nos encontraremos con un viejo conocido como uno de los factores precipitantes del suicido: el estrés. El trabajo policial es uno de los que más estrés producen. Una buena parte de este estrés se explica por el hecho de tener que controlarse frente a sujetos que, por sus actos, merecen otro tipo de trato. El policía NO PUEDE actuar según lo que "le pide el cuerpo", y esto requiere unos elevados grados de autocontrol.
El trabajo policial, por su naturaleza, exige altos niveles de autocontrol. Mucho autocontrol. Y andar controlándose continuamente genera buenas cantidades de estrés.
La progresiva profesionalización de la policía, el mayor control social de sus actuaciones, ha generado una mayor presión social sobre las intervenciones policiales. El policía debe pensárselo varias veces antes de sacar su arma o aplicar la fuerza sobre un ciudadano. En ocasiones, esta vacilación puede costarle la vida al agente. De cualquier forma, el policía que sale a la calle sabe que hay muchos ojos pendientes de lo que hace y de cómo lo hace. No es extraño entonces que el estrés haya aumentado en los cuerpos policiales. Por contra, poco se está haciendo para reconocer y abordar este estrés desde las Administraciones.
Si echamos un vistazo a la investigación sobre el estrés en los cuerpos policiales, los factores desencadenantes más importantes son:
       ·        Matar a alguien en acto de servicio.
·        Que nuestro/a compañero/a muera en acto de servicio.
·        Falta de apoyo por parte de los mandos/departamento.
·        El trabajo a turnos y los inconvenientes que genera a nivel familiar y los hábitos cotidianos.
·        Tener que lidiar con la incomprensión de los medios y la sociedad en general.
Curiosamente, el miedo al daño físico puntúa muy bajo en la lista de estresores. El peor de los efectos que tiene el estrés entre los policías es el suicidio. Cada vez son más los casos de agentes de policía que deciden acabar con su vida. ¿Podemos hacer algo para limitar esta curva ascendente de muertes innecesarias? Desde luego que sí. Hay cuatro factores que suelen acompañar al suicidio policial, y son: divorcio, elevado consumo de alcohol, depresión y no  contar con ayuda profesional.
Estos problemas no se atajan con cursos sobre el estrés. El manejo del estrés en el trabajo policial debería formar parte de la preparación básica del agente de policía. El manejo de las emociones en entornos tan desfavorables, como lo suele ser el trabajo policial, requiere de entrenamiento específico y continuado. Un curso de "x" horas sólo te proporciona - en el mejor de los casos - una preparación básica que luego requiere de desarrollo y práctica. Precisamente, muchos policías se encuentran con que estos cursos de estrés policial resultan después de difícil aplicación práctica, y no porque la formación en sí no sea buena, sino porque a) no se aplica a la propia especificidad del trabajo policial y/o b) no se ha realizado posteriormente un adecuado seguimiento para trabajar e interiorizar adecuadamente las técnicas aprendidas.
 El estrés es también uno de los causantes directos de los problemas de actitud que puede mostrar el policía en su trabajo. Diversos estudios han demostrado que las diferentes situaciones a las que debe enfrentarse el agente en su actividad cotidiana, unido al poco margen de actuación que pueden tener según sea el caso, pueden alimentar actitudes de cinismo (disposición a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones y acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la burla y el sarcasmo). Este tipo de actitudes erosionan la motivación, con un efecto directo sobre la calidad del trabajo policial y la satisfacción que el agente experimenta llevándolo a cabo.
 Aunque es un tema muy manido y hablado hasta la saciedad, la realidad es que se han realizado pocas actuaciones reseñables para abordar en profundidad el estrés policial. La formación puntual no es suficiente. Hay que profundizar en las raíces, en las causas específicas propias del estrés policial para poder proponer intervenciones eficaces. Pero no sólo eso. El conocimiento de estas causas (y ya disponemos de mucha información al respecto) pueden variar dependiendo del entorno en el que realiza el agente su trabajo. Es decir, que los estresores potenciales variarán de un lugar a otro, de una comisaría a otra. Lógicamente hay muchos estresores policiales que se solapan, pero debemos conocer bien las características específicas del lugar en el que vamos a intervenir para enseñar a los agentes a controlar el estrés que le genera, tanto su trabajo en la calle, como en la comisaría.