Modelo de confesión de toma de decisiones
Modelo desarrollado por Hilgendorf e Irving (1981). La premisa básica del modelo es que cuando se interroga a los sospechosos, estos se ven inmersos en un complicado y exigente proceso de toma de decisiones. Algunas de las decisiones básicas que el sospechoso tiene que tomar se relacionan con:
Si hablar o permanecer en silencio.
Si hacer confesiones autoincriminatorias o no.
Si decir la verdad o no.
Si decir toda la verdad o sólo parte de ella.
Cómo responder a las preguntas del interrogador.
Aplicando el modelo de toma de decisiones de Luce (1967) a los interrogatorios policiales, Hilgendorf e Irving argumentan que las decisiones están determinadas por:
La percepción de los cursos de acción disponibles. El sospechoso tiene que decidir cuál tomar.
La percepción relativa a la probabilidad de ocurrencia de las diversas consecuencias derivadas de cada curso de acción. Se refiere a las “probabilidades subjetivas”.
Los valores de utilidad o ganancia asociados a esos cursos de acción.
Estos factores indican que los sospechosos tienen que considerar los tipos de opciones que tienen disponibles. Tienen que evaluar las posibles consecuencias asociadas a las opciones. Por ejemplo, si confiesan, ¿es posible que le acusen del delito del que se confiesan? Si insisten en su inocencia, ¿es probable que continúe el interrogatorio?
La toma de decisiones del sospechoso está gobernada por las probabilidades subjetivas de ocurrencia de las consecuencias percibidas. En otras palabras, las decisiones no están basadas en lo que objetiva y realmente es posible que ocurra. Es lo que el sospechoso cree que en ese momento puede ocurrir lo que influye en su conducta. Esto significa que nadie debe suponer que el sospechoso considera objetivamente las consecuencias legales de realizar una confesión autoincriminatoria. Un sospechoso inocente puede confesar bajo la creencia equivocada de que, al ser inocente, ningún jurado lo encontrará culpable y la verdad saldrá a la luz.
El sospechoso tiene que hacer balance entre las consecuencias potenciales y el valor percibido (“utilidad”) de escoger un curso de acción en concreto. Por ejemplo, ¿terminará el interrogatorio si confiesa y se podrá marchar a casa? ¿Permitirán que le visiten los familiares tras confesar? Hilgendorf e Irving argumentan que las amenazas e incentivos de la policía influyen de forma marcada la decisión del sospechoso de confesar por el poder percibido que la policía tiene sobre la situación y la aparente credibilidad de sus palabras. Estos autores señalan que la toma de decisiones no sólo esta influida por la percepción de las ganancias o las pérdidas utilitarias; los factores relacionaos con la aprobación personal y social pueden ser también muy importantes psicológicamente. En general, el crimen no cuenta con la aprobación social. Por lo tanto, la confesión implica la admisión de un acto desaprobado socialmente. Sin embargo, para el sospechoso, no confesar un delito supuestamente cometido por él puede conllevar una fuerte desaprobación personal y social. Al contrario, ser capaz de “dar la cara” y aceptar el castigo por lo que uno ha hecho, activa las utilidades de aprobación potencial.
Hilgendorf e Irving señalan que hay una serie de factores sociales, psicológicos y ambientales que pueden afectar, o incluso perjudicar seriamente, la toma de decisiones del sospechoso durante el interrogatorio policial. En ocasiones estos factores pueden minar la fiabilidad de la confesión del sospechoso. Los factores más importantes son:
Los policías pueden manipular las utilidades de aprobación personal y social durante el interrogatorio para influir en la toma de decisiones del sospechoso (sentimientos de competencia y autoestima).
Los interrogatorios policiales pueden manipular la percepción de lo que puede ocurrir en relación a un curso de acción concreto (minimizando la gravedad del delito y alterando la percepción del “coste” asociado a la negación o el engaño).
Los interrogatorios policiales pueden perjudicar la habilidad del sospechoso para afrontar el procesamiento de la información y la toma de decisiones (aumentando el nivel de ansiedad y miedo, amenazando, incrementando la incertidumbre, provocando aislamiento social y físico…)
Modelos psicoanalíticos de la confesión
Estos modelos descansan en el supuesto de que el sentimiento de culpa es la causa fundamental de las confesiones y de las falsas confesiones. Estos modelos psicoanalíticos son muy controvertidos ya que disponen de poca evidencia experimental y tienen una aceptación muy limitada en la comunidad científica.
Para estas teorías, el superego parece jugar un papel muy importante en la necesidad del sujeto de confesar. Si el superego permanece en silencio se desarrolla un fuerte sentimiento de culpa y la necesidad de autocastigo. Esto puede conducir a una “compulsión” por confesar y, en otras ocasiones, a confesiones falsas. Es sólo tras confesar que el ego comienza a aceptar el significado emocional del hecho. La confesión sirve para aliviar a la persona de su sentimiento de culpa.
as formulaciones psicoanalíticas parecen pasar por alto la importancia de las diferencias individuales y de grupo en los remordimientos que siguen a una trasgresión.
Un espacio para la psicología en el ámbito policial, las situaciones de emergencia y la intervención en crisis.
domingo, 8 de febrero de 2009
¿POR QUÉ CONFIESAN LOS SOSPECHOSOS? TEORÍAS II
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