Eventos sociales
Hay dos tipos principales de eventos sociales que pueden disparar una confesión. El primer evento tiene que ver con estar aislado de la familia y amigos. El segundo tipo de influencia social se refiere a la naturaleza misma del interrogatorio.
La consecuencia inmediata de confesar es que se refuerza socialmente por los policías interrogadores. La policía puede agradecer al sujeto haber confesado lo que ha hecho, permitirse la visita de familiares y, en ocasiones, dejarle marchar a casa. Las consecuencias a largo plazo suelen implicar la desaprobación social de los medios de comunicación y del público en general.
Eventos emocionales
Ser arrestado y llevado a comisaría es sin duda algo estresante para la mayoría de los sospechosos. Se espera que los sospechosos experimenten altos grados de ansiedad y angustia. Algo de esta ansiedad viene ocasionada por la incertidumbre de la situación, el miedo a lo que pueda ocurrir en la comisaría, el miedo a ser encerado y el miedo a las consecuencias derivadas del presunto delito. Un sospechoso que haya cometido un delito grave, posiblemente fruto de un impulso, también puede estar angustiado por la naturaleza misma de la conducta. Los sospechosos que están pasando por una situación de duelo en el momento de su arresto es probable que se encuentren más vulnerables al estrés. Por ejemplo, la mayoría de los sospechosos encontrarán difícil afrontar e interrogatorio cuando ha muerto un amigo o un familiar.
Hay dos experiencias emocionales especialmente relevantes al tema de la confesión: los sentimientos de culpa y vergüenza. En el contexto de las confesiones, la vergüenza se ve como una experiencia degradante y humillante y suele acompañar a un sentimiento de estar expuesto. En contraste, la culpa se relaciona con el concepto de conciencia (ej., está asociada con alguna trasgresión pasada real o imaginaria que resulta inconsistente con los valores y estándares internalizados de la persona). Existen marcadas diferencias motivacionales y conductuales entre la vergüenza y la culpa. Mientras que el sentimiento de culpa motiva a la persona hacia conductas de reparación (ej., confesar, pedir disculpas, etc), el sentimiento de vergüenza tiene el efecto contrario; hace que la persona se quiera esconder de los demás y no revelar lo que ha ocurrido. Los sentimientos de culpa también son importantes para entender la manera en que el delincuente atribuye las culpas por sus actos delictivos.
Después de confesar los sospechosos puede experimentar un sentimiento de descarga emocional ya que va cediendo la presión que sufrían y la incertidumbre sobre el futuro inmediato. Los sospechosos que se sienten culpables pueden sentirse aliviados al haber hablado del delito. Las primeras personas con las que el sospechoso suele hablar de su delito son los policías. Al cabo de un tiempo, el sospechoso tendrá que volver a lidiar con el sentimiento de vergüenza al tener que afrontar la opinión de los medios, etc.
Eventos cognitivos
Los factores cognitivos comprenden los pensamientos, interpretaciones, suposiciones y estrategias percibidas del sospechoso al tener que responder a una situación concreta. Todos estos factores pueden afectar de forma importante a la conducta. Lo que es importante recordar es que la conducta del sospechoso durante el interrogatorio es más probable que se encuentre influida por sus percepciones, interpretaciones y suposiciones sobre lo que puede ocurrir que por la conducta actual de la policía. Cuando el sospechoso percibe que la evidencia contra el es sólida, es más probable que confiese, pues piensa que no tiene sentido negar el delito. Los sujetos que se hablan a si mismos diciéndose que el interrogatorio no terminará hasta que confiesen, o que creen que la policía tiene suficientes evidencias para “probar” que han cometido el delito, pueden estar muy influidos por este tipo de pensamientos y creencias. En las personas inocentes, el pensamiento de que la “verdad” saldrá a la luz , incluso si se derrumban tras un interrogatorio persistente, puede facilitar las confesiones falsas. De igual forma, los sujetos inocentes que comienzan a dudar de sus propios recuerdos porque se les confunde durante el interrogatorio pueden llegar a creer que han cometido el crimen del que realmente son inocentes. Son las denominadas falsas confesiones por “presión-internalización”.
Las consecuencias cognitivas inmediatas pueden relacionarse con los pensamientos asociados al alivio de la presión. Los eventos cognitivos más llamativos asociados a las consecuencias potenciales a largo plazo de confesar se relacionan con lo que puede ocurrir como consecuencia de la confesión autoincriminatoria. Pensar en el tremendo apuro en el que se han metido puede llevarles a retractarse de la confesión realizada.
Eventos situacionales
Los eventos situacionales son de muchas clases. Las circunstancias en las que fue arrestado (ej., de pronto y de madrugada) pueden afectar las habilidades del sospechoso para afrontar el interrogatorio, ya que coincide con el punto mas bajo del ciclo fisiológico. De igual forma, el ser encerrado durante horas o días en los calabozos policiales puede “ablandar” al sospechoso (ej., debilitando su resistencia) haciéndole más sensible al interrogatorio. Por otro lado, la familiaridad con los procedimientos policiales y el interrogatorio es probable que proporcione al sospechoso el conocimiento y la experiencia que le permita comprender y exigir sus derechos.
Eventos fisiológicos
El antecedente fisiológico de una confesión es, sin duda, el incremento de la excitación, lo que incluye un aumento de la tasa cardiaca, presión sanguínea, tasa e irregularidad en la respiración y la sudoración. Esto ocurre porque el sospechoso esta aprensivo, preocupado y con miedo. Una vez que el sujeto ha confesado se suele producir una marcada reducción del nivel subjetivo fisiológico, debido a que aumenta la seguridad sobre el futuro inmediato. Aunque la tasa fisiológica vuelva al nivel normal, no hay que olvidar que las futuras situaciones derivadas del juicio pueden aumentarla de nuevo.
Hay dos tipos principales de eventos sociales que pueden disparar una confesión. El primer evento tiene que ver con estar aislado de la familia y amigos. El segundo tipo de influencia social se refiere a la naturaleza misma del interrogatorio.
La consecuencia inmediata de confesar es que se refuerza socialmente por los policías interrogadores. La policía puede agradecer al sujeto haber confesado lo que ha hecho, permitirse la visita de familiares y, en ocasiones, dejarle marchar a casa. Las consecuencias a largo plazo suelen implicar la desaprobación social de los medios de comunicación y del público en general.
Eventos emocionales
Ser arrestado y llevado a comisaría es sin duda algo estresante para la mayoría de los sospechosos. Se espera que los sospechosos experimenten altos grados de ansiedad y angustia. Algo de esta ansiedad viene ocasionada por la incertidumbre de la situación, el miedo a lo que pueda ocurrir en la comisaría, el miedo a ser encerado y el miedo a las consecuencias derivadas del presunto delito. Un sospechoso que haya cometido un delito grave, posiblemente fruto de un impulso, también puede estar angustiado por la naturaleza misma de la conducta. Los sospechosos que están pasando por una situación de duelo en el momento de su arresto es probable que se encuentren más vulnerables al estrés. Por ejemplo, la mayoría de los sospechosos encontrarán difícil afrontar e interrogatorio cuando ha muerto un amigo o un familiar.
Hay dos experiencias emocionales especialmente relevantes al tema de la confesión: los sentimientos de culpa y vergüenza. En el contexto de las confesiones, la vergüenza se ve como una experiencia degradante y humillante y suele acompañar a un sentimiento de estar expuesto. En contraste, la culpa se relaciona con el concepto de conciencia (ej., está asociada con alguna trasgresión pasada real o imaginaria que resulta inconsistente con los valores y estándares internalizados de la persona). Existen marcadas diferencias motivacionales y conductuales entre la vergüenza y la culpa. Mientras que el sentimiento de culpa motiva a la persona hacia conductas de reparación (ej., confesar, pedir disculpas, etc), el sentimiento de vergüenza tiene el efecto contrario; hace que la persona se quiera esconder de los demás y no revelar lo que ha ocurrido. Los sentimientos de culpa también son importantes para entender la manera en que el delincuente atribuye las culpas por sus actos delictivos.
Después de confesar los sospechosos puede experimentar un sentimiento de descarga emocional ya que va cediendo la presión que sufrían y la incertidumbre sobre el futuro inmediato. Los sospechosos que se sienten culpables pueden sentirse aliviados al haber hablado del delito. Las primeras personas con las que el sospechoso suele hablar de su delito son los policías. Al cabo de un tiempo, el sospechoso tendrá que volver a lidiar con el sentimiento de vergüenza al tener que afrontar la opinión de los medios, etc.
Eventos cognitivos
Los factores cognitivos comprenden los pensamientos, interpretaciones, suposiciones y estrategias percibidas del sospechoso al tener que responder a una situación concreta. Todos estos factores pueden afectar de forma importante a la conducta. Lo que es importante recordar es que la conducta del sospechoso durante el interrogatorio es más probable que se encuentre influida por sus percepciones, interpretaciones y suposiciones sobre lo que puede ocurrir que por la conducta actual de la policía. Cuando el sospechoso percibe que la evidencia contra el es sólida, es más probable que confiese, pues piensa que no tiene sentido negar el delito. Los sujetos que se hablan a si mismos diciéndose que el interrogatorio no terminará hasta que confiesen, o que creen que la policía tiene suficientes evidencias para “probar” que han cometido el delito, pueden estar muy influidos por este tipo de pensamientos y creencias. En las personas inocentes, el pensamiento de que la “verdad” saldrá a la luz , incluso si se derrumban tras un interrogatorio persistente, puede facilitar las confesiones falsas. De igual forma, los sujetos inocentes que comienzan a dudar de sus propios recuerdos porque se les confunde durante el interrogatorio pueden llegar a creer que han cometido el crimen del que realmente son inocentes. Son las denominadas falsas confesiones por “presión-internalización”.
Las consecuencias cognitivas inmediatas pueden relacionarse con los pensamientos asociados al alivio de la presión. Los eventos cognitivos más llamativos asociados a las consecuencias potenciales a largo plazo de confesar se relacionan con lo que puede ocurrir como consecuencia de la confesión autoincriminatoria. Pensar en el tremendo apuro en el que se han metido puede llevarles a retractarse de la confesión realizada.
Eventos situacionales
Los eventos situacionales son de muchas clases. Las circunstancias en las que fue arrestado (ej., de pronto y de madrugada) pueden afectar las habilidades del sospechoso para afrontar el interrogatorio, ya que coincide con el punto mas bajo del ciclo fisiológico. De igual forma, el ser encerrado durante horas o días en los calabozos policiales puede “ablandar” al sospechoso (ej., debilitando su resistencia) haciéndole más sensible al interrogatorio. Por otro lado, la familiaridad con los procedimientos policiales y el interrogatorio es probable que proporcione al sospechoso el conocimiento y la experiencia que le permita comprender y exigir sus derechos.
Eventos fisiológicos
El antecedente fisiológico de una confesión es, sin duda, el incremento de la excitación, lo que incluye un aumento de la tasa cardiaca, presión sanguínea, tasa e irregularidad en la respiración y la sudoración. Esto ocurre porque el sospechoso esta aprensivo, preocupado y con miedo. Una vez que el sujeto ha confesado se suele producir una marcada reducción del nivel subjetivo fisiológico, debido a que aumenta la seguridad sobre el futuro inmediato. Aunque la tasa fisiológica vuelva al nivel normal, no hay que olvidar que las futuras situaciones derivadas del juicio pueden aumentarla de nuevo.
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