Siempre que he dado un curso de intervención en suicidio he escuchado el comentario que da título a esta entrada. Y es un comentario al que no le falta cierta lógica. Nos llaman diciendo que hay un sujeto que parece (o que ha dicho) que se quiere quitar la vida. Cuando el policía recaba información en el lugar de la intervención – ya sea hablando con el suicida potencial y/o con otras personas que pudiera haber cerca -, resulta que el sujeto llevaba ya varias horas en ese estado, sin decidirse a quitarse la vida, pero mostrando todas las conductas de querer hacerlo. La lógica nos dice que, si quisiera matarse, ya lo habría hecho, o no montaría “ese numerito” para “llamar la atención.”
La intervención policial en un caso de este tipo es estresante. Uno no sabe lo que va a encontrar. No será igual de problemática la intervención en caso de encontrarnos al sujeto sentado en la cama, con un bote de pastillas en la mano que todavía no se ha tomado, que otro de pié en el alféizar de la ventana en un tercer piso con intención de tirarse.
Recuerdo una película, “Arma Letal”, en la que el policía se tiraba con el ciudadano, y otras en las que el policía “pica” al sujeto diciéndole que no tiene lo que hay que tener para tirarse. Además de ser película y un ejemplo de lo que NUNCA hay que hacer en estos casos, todos estos ejemplos y guiones cinematográficos se basan en la asunción de que el sujeto no quiere matarse y está montando el numerito, algo que puede ser cierto o no.
A tenor de lo anterior se suele decir que “el que lo dice, no lo hace.” Bueno, pues lo que sabemos con datos es que 8 de cada 10 personas que intentan suicidarse efectivamente han avisado antes de sus intenciones, ya sea con una nota, comentarios directos o indirectos a familiares o amigos, etc. Por lo tanto “el que lo dice, lo hace.” Cuando llega, el policía se encuentra con una persona que probablemente no quiere llamar la atención, sino que se debate interiormente con una decisión, como es el quitarse la vida, que le produce angustia y temor. “Si quisiera matarse ya lo habría hecho”; como si quitarse la vida fuera algo tan sencillo que basta con el deseo para hacerlo. Esto no funciona así. Aunque el sufrimiento emocional pueda ser muy intenso, tan intenso que la persona valora que la única forma de acabar con él es matándose, eso no significa que la persona no quiera vivir. De ahí que su debate interior sea, por un lado acabar con el sufrimiento a costa de la propia vida y, por otro, querer seguir viviendo. Es durante este debate interior e intenso que el policía encuentra al sujeto.
No creamos que en este debate no está también la forma de morir más adecuada. El suicida potencial tampoco quiere sufrir matándose, con lo que, a sus dudas sobre si finalizar su vida o no, se añade la aprensión por el dolor que pueda experimentar en el tránsito.
Incluso aunque sea el propio sujeto el que alerte a la policía de sus intenciones, ello no significa que “no vaya a hacerlo.” En ocasiones, estas llamadas son el último intento, la última petición desesperada de ayuda para no llegar al extremo de la autolisis.
Es verdad que hay casos en los que la persona emplea la amenaza del suicidio como una forma de chantaje o de manipular el entorno. Pero yo siempre digo los mismo a los policías: que intervengan en cada caso como si efectivamente la persona fuera a quitarse la vida, independientemente de que pensemos lo que pensemos. Matarse no es una decisión sencilla. Desde el pensamiento suicida hasta el acto suicida puede haber un camino largo, un camino en el que el sujeto puede decir una cosa y su contraria en cuestión de segundo. La ambivalencia es la nota dominante, y ese es el estado en el que el policía encuentra al sujeto: valorando los pros y los contras de una decisión a todas luces muy difícil y no deseada.
La intervención policial en un caso de este tipo es estresante. Uno no sabe lo que va a encontrar. No será igual de problemática la intervención en caso de encontrarnos al sujeto sentado en la cama, con un bote de pastillas en la mano que todavía no se ha tomado, que otro de pié en el alféizar de la ventana en un tercer piso con intención de tirarse.
Recuerdo una película, “Arma Letal”, en la que el policía se tiraba con el ciudadano, y otras en las que el policía “pica” al sujeto diciéndole que no tiene lo que hay que tener para tirarse. Además de ser película y un ejemplo de lo que NUNCA hay que hacer en estos casos, todos estos ejemplos y guiones cinematográficos se basan en la asunción de que el sujeto no quiere matarse y está montando el numerito, algo que puede ser cierto o no.
A tenor de lo anterior se suele decir que “el que lo dice, no lo hace.” Bueno, pues lo que sabemos con datos es que 8 de cada 10 personas que intentan suicidarse efectivamente han avisado antes de sus intenciones, ya sea con una nota, comentarios directos o indirectos a familiares o amigos, etc. Por lo tanto “el que lo dice, lo hace.” Cuando llega, el policía se encuentra con una persona que probablemente no quiere llamar la atención, sino que se debate interiormente con una decisión, como es el quitarse la vida, que le produce angustia y temor. “Si quisiera matarse ya lo habría hecho”; como si quitarse la vida fuera algo tan sencillo que basta con el deseo para hacerlo. Esto no funciona así. Aunque el sufrimiento emocional pueda ser muy intenso, tan intenso que la persona valora que la única forma de acabar con él es matándose, eso no significa que la persona no quiera vivir. De ahí que su debate interior sea, por un lado acabar con el sufrimiento a costa de la propia vida y, por otro, querer seguir viviendo. Es durante este debate interior e intenso que el policía encuentra al sujeto.
No creamos que en este debate no está también la forma de morir más adecuada. El suicida potencial tampoco quiere sufrir matándose, con lo que, a sus dudas sobre si finalizar su vida o no, se añade la aprensión por el dolor que pueda experimentar en el tránsito.
Incluso aunque sea el propio sujeto el que alerte a la policía de sus intenciones, ello no significa que “no vaya a hacerlo.” En ocasiones, estas llamadas son el último intento, la última petición desesperada de ayuda para no llegar al extremo de la autolisis.
Es verdad que hay casos en los que la persona emplea la amenaza del suicidio como una forma de chantaje o de manipular el entorno. Pero yo siempre digo los mismo a los policías: que intervengan en cada caso como si efectivamente la persona fuera a quitarse la vida, independientemente de que pensemos lo que pensemos. Matarse no es una decisión sencilla. Desde el pensamiento suicida hasta el acto suicida puede haber un camino largo, un camino en el que el sujeto puede decir una cosa y su contraria en cuestión de segundo. La ambivalencia es la nota dominante, y ese es el estado en el que el policía encuentra al sujeto: valorando los pros y los contras de una decisión a todas luces muy difícil y no deseada.
8 comentarios:
Supongo que cuando alguien amenaza con suicidarse de un modo un poco llamativo por así llamarlo, es porque están pidiendo a gritos ayuda, como último recurso. Lo grave, es que se te pase por la cabeza hacerlo, supongo que esto es lo que más os alarma a los psicólogos, no?.
Por otra parte, pienso que cuando uno logra suicidarse sin llamar la atención es cuando ha llegado al punto extremo de la desesperación, cuando han concluido que su vida es un continuo sufrimiento y no han encontrado la fuerza suficiente para buscar sentido a todo.
Tiene que ser muy bonita y gratificante tu profesión.
Un saludo.
P.D.
Estoy haciendo un curso de escritura creativa y encuentro muy interesante tu blog. Si no te importa, lo frecuentaré a menudo.
Milagros
Gracias por tu comentario.
Creo que ayudar a una persona en un trance como éste es algo dificl, pero muy gratificante. Lo cierto es que mucha gente sufre tremendamente y el suidio se convierte en la única salida. No creo que sea una salida de cobardes, como dicen algunos. creo que, desde un plano realista y no romántico, hay que ser más valiente ne general para matarte que para seguir viviendo. Lo triste sigue siendo el que no podamos llegar a tiempo para hacer algo.
Un abrazo y suerte con tu curso.
Fernando
Un artículo muy interesante. Yo, personalmente me he encontrado en un par de ocasiones con personas que querían quitarse la vida y la verdad, tengo que decir que cada persona es un mundo. Hay quien espera la llegada de la Policía para expresar el porqué de su acción, como "para dejar constancia", una vez expresado intentará quitarse la vida. En una ocasión un individuo amenazaba con clavarse un cuchillo si la Policía cruzaba la puerta de la habitación, pues bien, me puse una bata blanca del laboratorio de Científica y me senté a su lado hasta que lo pude convencer. Creo que cada caso es distinto, se unen personalidad y circunstancias.
Comentas que el suicida no quiere sufrir, totalmente de acuerdo, en una ocasión una persona forró con trapos la cuerda con que se ahorcó.
Un saludo.
PD.¿podrias escribir sobre protocolos suicidas?
Gracias Soler. me ha llamado la tención todo lo que dices, especialmente el tema de dejar constancia de por qué lo hace. La verdad es que esto no lo había pensado y me has dado motivo para pensar un rato (igual soy el único que no lo había pensado, je je, ya me pasa a veces).
Claro que escribiré algo sobre protocolos ante casos de suicidio.
Un fuerte abrazo
Fernando
Hola Fernando, tengo una situación un poco grabe una amiga de repente le ha dado por matarse lleva mas de 5 meses amenazando, hace pocos días se tomo 20 pastillas no recuerdo exactamente de que eran el caso es que no le paso nada, pero hoy tiene 3 jeringas preparadas con insulina, necesito saber qué debo hacer con ellla,yo creo que la razón de todo esto es que se quedo sola con su hijo de 10 años toda su familia emigro.porfavor dígame que hacer y si tiene posibilidades reales de matarse o son solo amenazas. Saludos.
Apreciado amigo
Ciertamente es una situación muy complicada. Si esa persona no tiene familiares que puedan hacerse cargo y llevarla a recibir asistencia psiquiátrica, creo que lo más oportuno, si tú valoras que hay riesgo de que intente quitarse la vida, es que llames a la policía y que la lleven a asistencia psiquiátrica. Eso si ella no quiere ir voluntariamente contigo.
En cuanto a si hay riesgo o no, creo que siempre tenemos que tomarnos en serio las amenazas de suicidio. Si luego no ocurre nada, pues mejor.
Un fuerte abrazo
Fernando
que pasari si una persona no se quiere quitar la vida por el simple hecho de que su madre pueda sufrir mucho y no quiere q sus hermanos seqden sin madre, y q ellos sufran. pero en realidad el se quiere morir ya q el siente q su vida y no sabe porque esta viviendo q pasaria en ese caso se quiere morir pero no quiere que su familia sufra una perdida???????
Hola Fernando, estoy encantado de encontrar un buen artículo y reflexión que realizas ante el suicidio. Hay muchísimos factores que entran en juego en este ámbito. En mi experiencia en negociaciones de este tipo me he encontrado con muy difíciles como un intento de autolisis de una sordo muda... Te agradezco estas publicaciones, seguro que todos aprendemos un montón!
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