martes, 15 de abril de 2014

¿POR QUÉ ALGUNAS MUJERES SIGUEN CONVIVIENDO CON SUS MALTRATADORES?

¿Por qué una mujer sigue con su pareja a pesar de estar recibiendo malos tratos severos? Muchos policías y otros profesionales se hacen esta pregunta u otras similares. La lógica parece dictar que una mujer que está recibiendo malos tratos dejará rápidamente a su pareja para buscar la seguridad en su familia, la policía, los servicios sociales, etc. Pero la lógica se suele dar de cabeza con el cúmulo de emociones con las que mantiene una relación de amor- odio.
El policía recibe un aviso para personarse en un domicilio en el que se sospecha puede estar siendo agredida una mujer. ¿Cuántas veces no ha intentado sin éxito ese policía que la mujer se decida a dejar la relación y/o denuncie el maltrato? Una de las emociones más frecuente que acompaña en este tipo de intervenciones es la frustración. Frustración que siente el agente al marcharse del domicilio con la certeza de que, por desgracia,no será la última vez que vea a esta mujer.
¿Qué hace que una mujer siga conviviendo con un maltratador incluso durante décadas? La respuesta no es sencilla.
Se han propuesto varias teorías para explicar este comportamiento a simple vista contradictorio. Hoy hablaremos de una de ellas: la denominada Indefensión Aprendida, de Martin Seligman.
Esta Teoría se formuló Inicialmente para la depresión. Seligman estudió el extraño comportamiento que mostraban algunos presos durante las guerras de Corea y de Vietnam. Una vez en cautividad, algunos de estos prisioneros -en principio preparados para soportar duras circunstancias adversas -, abandonaban toda resistencia y se dejaban caer en un estado de depresión profunda. Algunos de estos casos terminaban con la muerte del prisionero. Seligman se preguntaba por qué soldados jóvenes, muchos con buen entrenamiento, se abandonaban hasta el punto de la inanición y la muerte. Así nace la teoría de la Indefensión Aprendida.
Seligman postula que, cuando entramos en depresión, lo hacemos de una manera progresiva. Aunque empezamos a sentirnos mal, intentamos seguir con nuestra vida diaria, haciendo cosas que mejoren nuestro estado de ánimo. Pero, a medida que la depresión se va intensificando, vamos dejando las actividades cotidianas, no cuidarnos nuestro aspecto físico, apenas salimos de casa, etc. Seligman teoriza que la persona que se encuentra en estas circunstancias se abandona a toda actividad y esperanza porque está convencida de que nada de lo que haga cambiará su situación.
Es en este punto que el sufrimiento emocional es más elevado y cuando los pensamientos de suicidio cobran más fuerza. Una prueba de que la persona deprimida se encuentra en esta fase la tenemos menudo cuando le animamos a que salga, vaya al cine o cualquier otra cosa. Lo que suele contestarnos es, ¿Para qué?   Es decir, ¿para qué, si nada de lo que haga cambiara mi situación?
Cuando la mujer sufre el primer episodio de maltrato, la reacción concomitante es la sorpresa: le resulta imposible admitir que la persona que más quiere, en la que ha depositado toda su confianza y con quien ha hecho sus planes de futuro, haya actuado de esta manera. Su cerebro es incapaz de procesar esa información de manera que le proporcione una explicación satisfactoria. Porque necesita una explicación para lo ocurrido.
Durante esta búsqueda de posibles causas para la agresión (de una explicación), no será extraño que se vea a si misma como responsable de ataque. Para evitar un nuevo golpe, tratará de "portarse mejor", cambiando conductas de forma aleatoria. Pero esto solo sirve para que compruebe que las agresiones no tienen nada que ver con lo que ella hace. Cualquier situación, excusa o estado de ánimo del agresor pueden ser suficientes para iniciar un episodio de maltrato.
Por más que lo intenta, la mujer no puede impedir que las agresiones continuen. A partir de un momento determinado, esta mujer decide que nada de lo que haga cambiará su situación. La depresión no tardará en llegar. Se irá abandonando y renunciará a toda resistencia entrando de lleno en lo que se denomina Indefensión Aprendida.
Esta es la clave de la Indefensión Aprendida: el íntimo convencimiento de que no hay nada que  hacer para que las cosas mejoren y acabe nuestro sufrimiento. Seligman formulaba que: "La indefensión es el estado psicológico que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables. ¿Qué significa  el que un acontecimiento sea incontrolable?  Un acontecimiento es incontrolable cuando no podemos hacer nada para cambiarlo;  cuando hagamos lo que hagamos siempre ocurrirá lo mismo'.'
Siguiendo esta teoría, experimentar repetidos malos tratos, disminuyen la motivaciónde la mujer para responder, llegando a comportarse de forma totalmente pasiva. Ahora está convencida de que nada de lo que haga acabará con un resultado favorable, sea o no sea esto posible.
Algunos autores como Walker han sugerido que los sentimientos de indefensión en mujeres maltratada podrían debilitar la capacidad general de solución de problemas y la motivación para afrontarlos, favoreciendo de esta forma la permanencia de la mujer en la relación violenta.