jueves, 13 de agosto de 2015

EL ENTRENAMIENTO DEL POLICÍA CONTRIBUYE A EVITAR MUERTES


He traducido este artículo sobre el entrenamiento policial por si os resulta de interés. Está escrito desde la perspectiva norteamericana, por lo que hay que tener en cuenta la idiosincrasia del quehacer policial en ese país. Disculpad los posibles errores de traducción.


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Ha habido muchas vidas perdidas en acciones policiales. Demasiadas llamadas de teléfono informando a familiares que sus seres queridos, especialmente hombres negros jóvenes, no volverán a casa. Pero, en la mayoría de los casos, ello no se debe a que los agentes de policía de forma individual sean racistas o piensen que las vidas de los negros no importan. Esto ocurre porque el policía funciona de la forma que le han enseñado a funcionar.

Habiendo servido como agente en un departamento muy grande de la policía municipal, y ahora como investigador en el ámbito policial, estoy muy familiarizado con el entrenamiento policial. No sólo me baso en mi propia experiencia. He mantenido muchas conversaciones con agentes, veteranos, instructores de tiro, etc, y todos han llegado a la misma conclusión: los agentes de policía norteamericanos se encuentran entre los mejor entrenados del mundo, pero lo que les han entrenado a hacer es precisamente parte del problema.

El entrenamiento de policía comienza en la academia, donde se enfatiza tanto en el concepto de la seguridad del agente que se convierte en un tema casi religioso. A los agentes novatos se les enseña lo que se conoce ampliamente como "la primera regla del policía": el objetivo más importante es llegar a su casa cada día sano y salvo al acabar su turno. Pero los policías viven en un mundo hostil. Aprenden que cada encuentro, cada persona puede ser una amenaza potencial. Siempre deben estar en guardia "por si las moscas " .

A los agentes no sólo se les habla de los riesgos que tienen que afrontar. También se les muestran películas de situaciones reales, dolorosamente realistas que muestran a otros policías cómo son abatidos, golpeados, desarmados o heridos tras haber mostrado dudas o no haber prestado la atención suficiente. se les dice que el principal culpable de lo que se ve en el video no es el delincuente, sino la falta de vigilancia por parte del agente. Y mientras los policías escuchan las últimas y desesperadas llamadas del agente a la central, todos y cada uno de los agentes presentes piensan exactamente lo mismo: "Nunca dejaré que esto me pase a mí." Este es el tema central del entrenamiento.

Otras lecciones importantes se muestran en los ejercicios prácticos. En uno de los escenarios más habituales se muestra a los agentes que un sospechoso que sube a un coche puede sacar un arma y comenzar a dispararles sin darles tiempo o reaccionar. En otra práctica se les enseña que aunque el agente está apuntando con su arma a un sospechoso que se encuentra de espaldas, éste puede girarse y dispararle primero. En otro ejemplo se enseña al agente que un sospechoso portando un cuchillo a una distancia de 6 metros puede correr hacia el policía y comenzar a acuchillarle antes de que pueda desenfundar su arma. Puede haber algunas variaciones, pero las lecciones son siempre las mismas: la duda puede ser fatal. Así, se entrena a los policías a disparar antes de poder comprobar la existencia de una amenaza, a no esperar hasta el último minuto ya que el último minuto puede su demasiado tarde.

Pero, ¿qué ocurre con las consecuencias de una equivocación? Después de todo. el objeto oscuro en las manos del sospechoso podría ser un monedero y no un arma. El escenario de entrenamiento puede que haya incluido esta posibilidad. Pero al agente se le ha enseñado que los riesgos de una equivocación son mucho menores que los riesgos de una duda. Entre los policías se suele decir que "mejor ser juzgado por 12 que llevado por 6.

En la mayoría de los tiroteos policiales, los agentes no disparan como consecuencia del enfado, la frustración o el odio. Disparan porque tienen miedo. Y tienen miedo porque están siendo bombardeados con el mensaje de que deben tener miedo porque su supervivencia depende de ello. los agentes, no sólo escuchan esto en el entrenamiento formal, sino también lo escuchan de sus supervisoresy agentes más veteranos. Hablan de ello con sus compañeros. lo leen en foros y publicaciones policiales.

Las acciones de los policías se fundamentan en sus expectativas, y normalmente se les enseña a esperar lo peor. los policías que dispararon John Crawford creyeron con toda seguridad y honestidad que el hombre estaba alzando su rifle hasta una posición de disparo aunque las cámaras de seguridad muestran con claridad que lo que sujetaba era el teléfono, casualmente balanceando tu arma de aire comprimido adelante y atrás. Lo mismo se puede decir del policía de Phoenix que disparó a un hombre desarmado porque pensó, erróneamente, que llevaba un arma en la cintura. Estos policías vieron lo que temían ver. Vieron lo que estaban entrenados a ver. Hicieron aquello que les habían enterrado a hacer. Ese es el problema.

El entrenamiento del policía necesita ir más allá de enfatizar la gravedad de los riesgos, teniendo en cuenta la probabilidad de que tales riesgos se materialicen . A lo largo de los últimos 10 años, una media anual de 51 policial han sido asesinados en acto de servicio, según datos aportados por el FBI. En el mismo periodo de tiempo, una media de 57. 000 agentes fueron atacados cada año (aunque sólo en el 25 % de los casos el agente fue herido). Pero, a pesar de todos estos riesgos, el trabajo policial es más seguro ahora de lo que lo ha sido nunca. Los ataques violentos a policías, especialmente aquellos que implican una amenaza física seria, son reducidos, y más ni tenemos en cuenta que los policías interactúan con los ciudadanos cerca de 63 millones de veces al año. Si hablamos de porcentajes, se ataca a los policías en un 0. 09% de todas las in acciones. Adaptar el entrenamiento del policía a estas estadísticas no minimiza el riesgo muy real al que se enfrenta el policía, pero ayuda a poner estos riesgos en perspectiva. Hay que entrenar a los agentes a mantener la perspectiva durante el trabajo.

El entrenamiento también debe servir para compensar los sesgos raciales inconscientes que llevan a los policías a valorar como más amenazantes a los ciudadanos negros que a los de otras razas. No sólo los policías funcionan de esta manera, ya que los prejuicios raciales se encuentran muy imbricados en la sociedad. Sin embargo, si que es un tema de especial preocupación en el ámbito policial. Debido a que el policía hace mayor uso de la fuerza cuando la percepción de la amenaza es también mayor, los sesgos o prejuicios inconscientes pueden llevar al agente a reaccionar de manera más agresiva cuando intervienen con hombres de raza negra que cuando lo hacen con ciudadanos de días razas y en circunstancias similares Como ya hemos visto en numerosas ocasiones, los resultados pueden ser más que trágicos. Aunque puede resultar prácticamente imposible eliminar completamente todos los aspectos de estos prejuicios inconscientes, la investigación sugiere con fuerza que un entrenamiento más sofisticado puede conducir a evaluaciones más precisen de las amenazas, corrigiendo esos prejuicios raciales de los que probablemente ni el policía es consciente.

El entrenamiento en el empleo de la fuerza remarcar el empleo de la descalación y de tácticas flexibles de forma que se minimice el recurso al empleo de la fuerza, especialmente la fuerza letal. Las agencias de policía que han priorizado el empleo de la descalación, han sido testigos de una disminución sustancial en el empleo de la fuerza, incluida la fuerza letal, sin que fuera acompañado de un incremento en len muertes de agentes. No resulta sorprendente que el Departamento Federal de Justicia revise el entrenamiento en descalación (o su ausencia) cuando investiga a los departamentos de policía por posibles violaciones de los derechos civiles. un entrenamiento táctico más completo ayudaría a prevenir el empleo innecesario de la fuerza. En lugar de correr para enfrentarse a alguien, hay que enseñar al policía que suele ser mejor adoptar una postura en diagonal que le protege mientras recoge información o establece contacto desde una distancia segura. Relacionado con esto, poner en marcha una retirada temporal - o lo que los policías definen como "retirada táctica"- puede,en las circunstancias adecuadas, mantener la seguridad mientras se ofrecen alternativas a la fuerza letal.

También hay que entrenar a los agentes a pensar más allá de su cinturón. Se espera que el spray de pimienta, el bastón, el Tasen y el arma son recursos de última oportunidad, a emplear cuando las tácticas no violentas fallan o cuando no hay opciones. Cambiando el entrenamiento de los policías, los departamentos de policía pueden empezar a cambiar la cultura policial, pasando de la mentalidad del "asalto frontal" a un enfoque que priorice conservar bu vidas que el policía tiene la función de protegen. A principios de este año, la policía de Kalamazoo, en Michigan, empleó tácticas de comunicación en lugar de sus armas para intervenir con un hombre violento que armado de un rifle. Tras 40 minutos de negociación la intervención acabó con un apretón de manos, no con una ambulancia.

Los mandos policiales necesitan abandonar esas posiciones de negarse de forma refleja a la revisión en profundidad de las intervenciones policiales en las que se hace empleo de la fuerza. Aunque el policía puede que actúe en el calor del momento - lo que ocurre con menor frecuencia de lo que se piensa - ello no debería evitar la opción de realizar una revisión de la actuación, al menos, para revisar de forma más minuciosa los factores que provocaron el "calor" del momento. La revisión no debería consistir en señalar a nadie (aunque hay que asumir las responsabilidades que pertoquen), sino identificar los factores que contribuyeron en última instancia al empleo de la fuerza (...) El énfasis se pondría en identificar los factores que contribuyeron al error de forma que pueda prevenirse la aparición de este error otra vez. Debería revisarse el entrenamiento del policía constantemente para incorporar las lecciones aprendidas en estas revisiones.

La reforma de la policía requiere, por supuesto, algo más que cambios en el entrenamiento. La misión de la policía debe centrarse en mantener a la comunidad a salvo y libre de miedo -incluso de la policía. Existen profundas tensiones raciales en la policía que sólo pueden superarse tras un largo y mantenido proceso de compromiso en una policía cooperadora e implicada en la comunidad. Necesitamos volver a pensar en los numerosos impedimentos legales, estructurales y sociales para investigar la violencia en que pueden verse policías implicados y la reticencia institucional a aceptar supervisiones externas, especialmente si son civiles. El camino para que se produzcan cambios duraderos puede resultar abrumador y necesitar de muchos años y muchos pasos. Uno de estos pasos puede ser cambien la forma en que se entrene al policía.

Fuente: The Atlantic. Seth Stoghton