lunes, 12 de julio de 2010

MODELO BÁSICO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS y II



Evaluar Alternativas

Las personas que se encuentran en crisis suelen estar tan centradas en sus sentimientos de dolor e indefensión, que la visión de túnel les impide valorar una salida viable a su situación. Podemos ayudar al sujeto a ampliar su visión del problema y encontrar alguna solución alternativa. Esto se puede hacer de dos maneras: proporcionando apoyos prácticos y empleando mecanismos de afrontamiento.

Apoyos Prácticos: ¿Hay alguna persona, institución o recurso que se encuentren disponibles inmediatamente para ayudar al sujeto durante la crisis hasta que obtenga una atención especializada? Debemos estar seguros de que dicha ayuda no servirá para empeorar la situación hasta que llega la ayuda profesional. Los apoyos prácticos pueden venir de la mano de un familiar, amigo, sacerdote, etc. Tener cuidado de que alguna de estas personas no hayan formado parte del desarrollo de la crisis. Conviene obtener algo de información previa.
Mecanismos de Afrontamiento: Consisten en estrategias cognitivas, creencias espirituales, actividades de distracción, imágenes familiares agradables, y cualquier cosa que sirva para inyectar en el sujeto un elemento de tranquilidad y control en su estado de caos y dolor. Los sujetos que se encuentran en situación de indefensión, pueden encontrar útil recordar cómo han resuelto crisis pasadas. Ello puede mostrarles que salir adelante es posible y que el éxito se construye sobre el éxito. Sin embargo, puede ocurrir que la persona piense que esta crisis es lo peor que le ha ocurrido en la vida, con lo que hacer comparaciones con situaciones del pasado sólo aumentará su indefensión.

Elaborar un Plan

Elaborar un plan que garantice la seguridad del sujeto, termine la crisis en ese momento y asegure un seguimiento. El plan debe ser lo más concreto posible, permitiendo – en la medida en que éste lo desee – la participación del sujeto. Asegurarse de que todas las personas implicadas comprenden el plan en su totalidad. El plan debería dar respuesta, tanto a cuestiones a corto plazo (¿Dónde dormirá esta noche? ¿A qué hospital acudirá mañana? Si mañana necesita asistencia, ¿quién le llevará y lo volverá a traer a su casa?), como a largo plazo (¿A quién verá para el tratamiento de seguimiento? ¿A quién contactará para ayuda legal? ¿Quién informará que no irá a trabajar durante unos días?).

Obtener Compromiso

Cuanto más se implique el sujeto con el plan inicial, más probable será que se comprometa a seguirlo. Por supuesto, no hay manera de forzar a la persona para que se comprometa con el plan previsto, pero sí que notaremos que las personas en crisis estarán más dispuestas a llevar adelante las metas propuestas dependiendo del grado de comunicación y confianza que hayamos establecido con ellas. Siempre que sea posible, conseguir del sujeto su compromiso verbal.

MODELO BÁSICO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS I



En situaciones de crisis, seguir estos pasos puede resultarnos de ayuda:

Definir el Problema

Algunas crisis personales tiene que ver con incidentes específicos, como una separación o la persona que ha sido víctima de un delito. A menudo, sin embargo, las situaciones de crisis se producen por la acumulación de estresores. En estas ocasiones, la persona puede no tener claro qué fue lo que le llevó exactamente a un estado de crisis. Esta confusión suele sumarse a la ansiedad y al sentirse desbordado, lo que puede llevar al pánico y al abatimiento en un círculo vicioso.
Así nuestra primera tarea consiste en ayudar al sujeto a clarificar sus ideas sobre qué fue lo que le condujo exactamente a la crisis. Para conseguir esto tal vez debamos hacer al sujeto una serie de preguntas centradas y clarificadoras. ¿Qué siente el sujeto? ¿Qué le llevó a la crisis? ¿Qué aspectos de la situación considera que no puede controlar? ¿Sobre qué tiene control?

Garantizar la Seguridad

El objetivo de la intervención en crisis es estabilizar para posterior tratamiento. Debemos asegurarnos de que la persona permanece con vida y/o que no es un peligro para terceras personas. Asumamos que, si es el sujeto quien a contactado con nosotros o desea hablar en algún momento, entonces es posible que no haya tomado una decisión irrevocable sobre hacerse o hacer daño a otros. El trabajo policial será emplear este espacio para animar al sujeto a que dé pasos que le alejen más de hacer o hacerse daño. Si el sujeto tiene un arma, pedirle que la entregue, la guarde o la descargue. Si se trata de un bote de pastillas pedir al sujeto que mantenga la tapa puesta. Si el sujeto se encuentra subido al tejado, pedirle que de unos pasos hacia atrás mientras tanto. La clave está en dejar que el sujeto mantenga el control suficiente como para que no le entre el pánico, pero manteniendo la seguridad suficiente mientras negociamos una solución a la crisis.

Proporcionar Apoyo

Apoyar significa “estar ahí” con el sujeto, mostrándole que estamos intentando comprender lo que ocurre. Para ello no es necesario que estemos de acuerdo con los puntos de vista de la persona. De hecho, puede incluso hasta resultar peligroso emplear una falsa empatía y conmiseración como forma de cimentar la empatía necesaria para la resolución de la crisis. Actuar así también puede remover otros problemas emocionales que tal vez tienen relación con el inicio de la crisis. Recordar siempre que el objetivo de la intervención en crisis no es la psicoterapia. Sin dejar de prestar atención a las emociones y pensamientos de la persona respecto de la situación que está viviendo, debemos tratar de centrar la conversación en resolver la crisis presente.

miércoles, 7 de julio de 2010

TECNOLOGÍA PARA LA DETECCIÓN DE MENTIRAS


Como complemento del artículo anterior, os adjunto este pequeño resumen sobre cómo se encuentra actualmente la tecnología sobre el tema:

Polígrafo: desarrollado en los albores del siglo XX, detecta las señales fisiológicas de la ansiedad (pulso elevado, respiración acelerada…). Sus críticos argumentan que estas respuestas no son específicas de la mentira.

Electroencefalograma: el empleo del EEG para detectar las mentiras comenzó en la década de los ’80. Diversas investigaciones han señalado a la onda P300 como una respuesta cerebral que correlaciona con la mentira, aunque los resultados de las investigaciones no son concluyentes.

Conductividad térmica: en el 2002 la revista Nature publicaba la noticia de un revolucionario detector de mentiras que medía los cambios térmicos alrededor de los ojos, asegurando que dichos cambios estaban relacionados con decir mentiras. La verdad es que tales cambios no se han podido asociar a la mentira.

Resonancia Magnética Funcional: de acuerdo con sus inventores, el flujo sanguíneo aumenta en determinadas zonas del cerebro cuando mentimos, lo que se muestra con el escaneo cerebral. Esta técnica todavía despierta mucho escepticismo.

LA CIENCIA DE LA MENTIRA: EL POR QUÉ LA VERDAD PUEDE HACER DAÑO


Mentir causa estrés emocional en las personas, sin embargo, los psicólogos dicen que estamos genéticamente preparados para engañar. Los estudios demuestran que hay claros beneficios biológicos para la deshonestidad, escribe Alice-Azania Jarvis.

¿Cómo sabemos que alguien nos miente? ¿Qué tenemos que buscar exactamente?
Este artículo comienza describiendo algunas de las formas populares que se suelen atribuir a la mentira, como que te crezca la nariz como a Pinocho, no poder mantener la mirada de la otra persona y desviarla cuando mentimos, o que las gráficas del polígrafo indiquen que estamos mintiendo. Sin embargo, la realidad es que cualquier método que empleemos para detectar una mentira tiene el mismo éxito que el azar o tirar una moneda al aire.
Incluso empleando la tecnología más avanzada en la detección de mentiras la identificación de mentiras específicas puede resultar imposible. La pasada década ha sido testigo de innovaciones en la detección de mentiras. Los electroencefalogramas monitorizan la actividad eléctrica del cerebro. Los registros de imagen termal de la temperatura del ojo (se ha sugerido que los ojos de las personas se calientan cuando mienten). Otros dispositivos miden el flujo de sangre al cerebro. Pero la ciencia todavía no puede ofrecer un método que aísle la actividad cerebral implicada en el engaño. Los humanos estamos bastante indefensos cuando nos enfrentamos a la distinción entre la verdad y la ficción.
“Esto explica el por qué las personas tenemos tanto éxito cuando mentimos”, dice Robert Feldman, profesor de Psicología de la Universidad de Massachusetts. “Algunas personas son buenas mintiendo y otras son malas, pero todas emplean diferentes señales. Si no les conocemos desde hace tiempo nos resultará difícil decir si están mintiendo.” Este investigador asegura que mentimos una buena parte del tiempo. Para explicar esto presenta una serie de principios psicológicos, siendo el más importante de estos el denominado “Ventaja del Mentiroso”, una táctica para ir por delante que es posible, tanto por la dificultad para detectar mentiras como por nuestra propia candidez.
“No esperamos que nos mientan”, dice el profesor Feldman, “y, con frecuencia, las personas nos dicen lo que queremos oír: que estamos haciendo un buen trabajo, o que hemos tenido éxito. El mentiroso quiere mentir con éxito y quiere que le creamos, y lo hacemos. No ponemos obstáculos.”
Los ejemplos de engaño examinados en una rango de mentiras van de lo trivial (asegurar que se conoce una ciudad para seguir una conversación) hasta lo extraordinario (asegurar que se dispone una cantidad ingente de dinero, títulos de nobleza, etc.). Las mentiras las podemos encontrar repartidas en todos los aspectos de nuestra vida, desde la relación que mantenemos con nosotros mismos, las relaciones con los demás, en el lugar del trabajo, los medios de comunicación y la política.
Feldman comenta que mentir es una habilidad básica que aprendemos pronto en nuestra infancia. Los estudios que se han realizado al respecto reflejan que los niños de tres años ya utilizan la mentira. “Cuando tienen tres años no mienten muy bien, pero ya lo emplean como una táctica social. A los cinco o seis años ya son muy buenos.”
No sólo aprendemos pronto a mentir y a afinar esta habilidad a lo largo del tiempo, sino que también la empleamos como una forma de alcanzar el éxito: social, profesional, sexual… Desde luego, en este sentido, mentir se ha convertido en una importante táctica evolutiva que encontramos con frecuencia en el mundo que nos rodea. “Si puedes engañar a un miembro de otra especie para que no te coja o no te coma, entonces esto te da una ventaja”, comenta Feldman. Destaca el caso de las arañas Portia, cuyas técnicas de engaño no son sólo instintivas, sino altamente sofisticadas.
Las Portias son excepcionales por dos razones: su gusto por otras serpientes y su excelente visión, una ventaja de la que parece que no se dan mucha cuenta. Cuando cazan a sus compañeros arácnidos, se embarcan en un complicado juego de faroles. Para acercarse de forma que no sean detectadas, esperan hasta que algo haga vibrar la tela (una brisa, por ejemplo). También son capaces de imitar las vibraciones de otras especies. De esta manera, engañan a su comida para que se acerque a ellas haciéndolas creer que han encontrado una compañera. Son las técnicas de supervivencia de un mentiroso.
Formando el engaño una parte significativa del mundo natural, no es extraño que recurramos a él casi sin pensarlo. ¿Quién no diría que mentir es algo innato en la naturaleza humana?
En este punto Feldman muestra sus dudas, no creyendo que mintamos de forma instintiva. Incluso cuando desarrollamos habilidades para el engaño no disminuyen los estímulos. Buena parte de nuestro entorno está condicionado por falsedades. “En los anuncios publicitarios se acepta que no todo lo que se dice es completamente verdadero”, señala Feldman. “Todos hablamos de la integridad y su importancia, pero muchas decisiones de negocios se basan en el engaño. Ya hemos visto cómo a veces si inflan balances para generar un clima apropiado para el negocio.”
A pesar de todo esto, parece que no somos concientes de la cantidad de falsedades que nos rodean – incluso cuando nacen de nuestra propia boca. Una buena parte de los estudios de Feldman están basados en filmaciones secretas realizadas a los voluntarios de los estudios mientras se encontraban en interacción con otras personas. “Posteriormente, las personas se sorprendían al descubrir que no habían sido del todo honestos con los demás. Les pregunté si habían sido sinceros y contestaron que sí, pero cuando después vieron las filmaciones encontraron bastantes tipos de engaño.”
La ironía del método empleado para el estudio es que también parte de la falta de honestidad. A los voluntarios no se les dice que hay una cámara escondida ni se les habla de la naturaleza de la investigación para que no se pongan en guardia. De esta forma, Feldman miente a sus “cobayas” para pillarlos mintiendo.
Feldman forma parte de una creciente corriente de opinión que está en contra de nuestra cultura de deshonestidad; no sólo de la deshonestidad deliberada de estafadores y criminales, sino también de las mentiras “piadosas” diarias que nos facilitan la relación social.
El New Satatesman traía recientemente un artículo de la psicóloga australiana Dorothy Rowe que avisaba sobre la “red de consecuencias imprevistas” que nos creamos. No es sólo un punto de vista moral o filosófico: la evidencia científica respalda los puntos de vista de estos investigadores. Feldman cita algunos estudios que identifican la existencia de una “punzada de angustia” psicológica que sufren quienes dicen mentiras. “Al final, ello convierte nuestras relaciones en algo menos real. Se ha encontrado que las personas suelen arrepentirse de engañar a otros, incluso cuando piensan que lo están haciendo por un bien.”
El cómo podemos alcanzar una sociedad más honesta es algo que todavía no está muy claro. La tarea de conseguir una sociedad radicalmente honesta puede ser una tarea inalcanzable.
La próxima investigación de Feldman se centrará en nuestra conducta e Internet. Investigaciones previas sugieren que nuestra existencia online sólo aumenta nuestra falta de honestidad. Cualquiera que haya pasado tiempo puliendo su perfil en Facebook o que haya asumido un alias para comentar artículos del periódico online, podrá hablarnos sobre esto.

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Os he traducido este artículo de: "The Science of Lying: Why the Truth Really Can Hurt". Diario The Independent

jueves, 1 de julio de 2010

CURSO UNIVERSITARIO: ACTUACIÓN POLICIAL CON PERSONAS CON ENFERMEDAD MENTAL SEVERA


Comienza el periodo de matriculación para el curso a distancia sobre ACTUACIÓN POLICIAL CON PERSONAS CON ENFERMEDAD MENTAL SEVERA, que organizan conjuntamente la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y la Asociación Española de Tácticas Defensivas.



El curso va dirigido al personal de las Fuerzas y CC de Seguridad del Estado, Personal de Emergencias, etc.



Para más información visitar:


http://www.aetd.es/cursos/ActuacionPolicialPersonaEnfermedadSeveraULPG.html


http://formacioncontinua.ulpgc.es/index.php?pagina=alumnos&ver=mostrar_curso&categoria_formativa=3&idCurso=2794