domingo, 21 de noviembre de 2010

SELECCIÓN PROFESIONAL DE POLICÍAS: PERFILES DE RIESGO I



La selección profesional de policías es una tarea delicada. Una buena selección puede prevenir la ocurrencia de buena parte de conflictos del agente con los ciudadanos y la comunidad. ¿Cuáles son los perfiles de riesgo a evitar en el trabajo policial? A lo largo de una serie de artículos iremos describiendo 5 perfiles problemáticos.

Agentes con trastornos de la personalidad que los colocan en riesgo crónico.

Estos agentes tienen rasgos persistentes y duraderos de personalidad que se manifiestan en tendencias antisociales, narcisistas, paranoides y de abuso. Estas tendencias interfieren en el juicio y la interacción con otros, especialmente cuando el agente percibe desafíos o amenazas a su autoridad. La conducta antisocial es consistente con los sujetos con tendencia a violar los derechos de las demás, al engaño y la impulsividad.
La conducta narcisista se caracteriza por un patrón continuado de grandiosidad o fantasía, un sentimiento de tener derecho a un trato preferente y la necesidad de ser admirado. Tanto el trastorno de la personalidad antisocial como el narcisista comparten la tendencia a ser prepotentes, bravucones, superficiales y carentes de empatía. No les importan lo sentimientos de los demás. El número de agentes de policía que cumplen con este perfil es el más bajo de todos los grupos de riesgo
Estas características de personalidad suelen persistir a lo largo de la vida, pero pueden intensificarse tras tener un altercado con otra persona. Debido a que éstas son unas personalidades muy manipuladoras, puede que estos rasgos no sean evidentes en los procesos de selección durante la academia. Los policías que muestran estos trastornos de personalidad no aprenden de la experiencia ni aceptan la responsabilidad de sus acciones.
Estos agentes suelen encontrarse en una posición de alto riesgo debido a las quejas continuas de los ciudadanos. También, aunque pueda parecer que muestran valor ante una situación difícil, ellos mismos, con su comportamiento, aumentan la peligrosidad de la situación como una excusa para emplear la fuerza, incluso llegando a utilizar el arma de fuego con resultado de muerte. Si estos agentes tienen responsabilidades de mando la probabilidad de controlarlos es mucho menor.

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