domingo, 25 de enero de 2009

ESTRÉS POST-TRAUMÁTICO EN EL/LA POLICÍA I


Hace unos días comencé con el tema. A raíz de ahí he recibido una serie de mails pidiendo más información. Al final os he preparado un buen rollo, así que os aconsejo tomar asiento, unas palomitas, etc. No es una visión exhaustiva, pero sí un inicio. La técnica del "debriefing" ha sido muy estudiada, alabada y también cuestionada. Seguramente que con el tiempo saldrán más temas relacionados con el estrés en la actuación policial y de personal de emergencias, y desde otros ángulos.

Lo que me gustaría que tuviérais en cuenta es que, sea cual sea el punto de vista, la idea central es que, hagamos lo que hagamos, tenenos que lidiar con nuestras emociones. No podemos prescindir de ellas, y que el objetivo está precisamente en evitar que nos paralicen, no en dejar de sentirlas.

El tema tendrá tres entregas. Cualquier anotación, comentario, crítica o lo que sea será siempre bienvenido.

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El estrés puede entenderse como:

· Una respuesta a la percepción de una amenaza, cambio o desafío.
· Una respuesta psicológica o física a demandas internas o externas.


Todas las personas tenemos que lidiar con el estrés. Vivir sin estrés es imposible. Mientras que casi todos vemos en el estrés sus aspectos negativos, la realidad es que también los tiene positivos, ya que nos motiva, nos desafía y nos ayuda a cambiar cuando el cambio es necesario (incluso aunque no queramos cambiar). Vencer el estrés nos refuerza personalmente, ya que nos hace experimentar sentimientos de competencia, fuerza y euforia.

El estrés puede presentarse de diferentes formas:

· Agudo (vida corta).
· Crónico (que se experimenta durante un largo periodo de tiempo).
· Acumulativo (procedente de una variedad de fuentes en un periodo determinado de tiempo).
· Demorado (enterrado en nuestro interior durante un tiempo y vuelto a la vida después).


El estrés genera una serie de cambios psicológicos y físicos que afectan según el nivel y tipo de estrés producido. Estos cambios son involuntarios, queriendo ello decir que son reacciones que nuestro cuerpo no puede controlar inicialmente de forma natural.
El estrés post-traumático (TEP) se define como un tipo de estrés que se encuentra en incidentes que son, o se perciben como, de riesgo para la propia vida, pudiendo causar la muerte o daños graves. La persona que se encuentra con este tipo de estrés puede que no sea precisamente la que tiene su vida amenazada. Es el caso de los testigos de un incidente crítico. Por su naturaleza, el TEP es el peor tipo de estrés que puede encontrarse una persona, ya que conlleva una amenaza a la supervivencia de la persona. Ejemplos de estas situaciones son:

· Desastres naturales.
· Accidentes graves.
· Accidentes graves en los que el sujeto tiene la culpa.
· Amenazas a la propia vida por parte de otra persona.
· Una amenaza a la propia vida causada por la traición de alguien en quien confiamos.
· Una amenaza a la propia vida causada por alguien en quien confiamos para nuestra supervivencia.

El TEP es un serio problema en las labores policiales de campo, así como en los cuerpos de intervención en crisis y emergencias. Por desgracia, no siempre se le ha dado la relevancia que le corresponde y que guarda una estrecha relación con el rendimiento y bienestar de las personas afectadas.
Policías y personal de emergencias suelen estar expuestos de forma rutinaria a sucesos traumáticos y presiones cotidianas que requieren una actitud de fortaleza defensiva de adaptación, temperamento y entrenamiento. Si estas situaciones no se resuelven, el trabajo no se puede realizar de forma efectiva. Sin embargo, en ocasiones el estrés es tan elevado que la misma dureza que facilita el funcionamiento en las actividades cotidianas se convierte ahora en un impedimento para esos que ayudan y que ahora necesitan ayuda.
Los policías suelen enfrentarse a sujetos de la peor calaña, asesinos brutales, crueldades y horrores que el resto vemos sólo por televisión. Además de esto, la policía suele ser el foco de críticas y quejas de los ciudadanos, los medios de comunicación, el sistema judicial, los abogados, los servicios sociales, los propios mandos, responsables políticos, etc.
Aunque un policía pueda soportar todo esto con entrega y dedicación, es evidente que existe un punto de ruptura. En un momento dado, este punto de ruptura puede ser cualquier incidente crítico. Los síntomas que comienzan a experimentarse son una respuesta abotargada y enlentecida, dificultades de memoria con pensamientos intrusitos sobre el incidente, irritabilidad, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultades para dormir, ansiedad, depresión, evitación fóbica retraimiento social y, en ocasiones, consumo de tóxicos. Para algunos policías, la ruptura no procederá de un incidente específico, sino que responderá a la acumulación de una serie de estresores a lo largo de su trabajo policial.
Se calcula que la tasa de suicidios en la policía es el doble que el de la población general. Los datos podrían ser mayores, ya que numerosos de estos suicidios no se informan como tales. Los problemas relacionados con el alcohol o las crisis de pareja suelen actuar como catalizador, además del fácil acceso a armas letales. El policía que sufre de estrés puede encontrarse en el dilema de no informar de ello por temor a que le retiren el arma o padezca otros efectos negativos en su carrera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no se quien eres pero hablas muy bien en termino psicológico en cuanto al estrés, ese diagnostico lo puede realizar cualquier persona de psicología ingenua. porque no te refieres a lo que siente el policía que ha pasado por un evento de alto impacto y que le genero ¿el estrés post traumatico? o ¿ eres tu policia?